Que haya personas con más éxito que otras no depende sólo de que sean más inteligentes, de que hayan estudiado más, sean más hábiles o tengan mejores contactos: es la consecuencia de haber desarrollado actitudes que le han permitido alcanzar niveles superiores personales y profesionales.
Nuestra actitud viene influenciada por nuestras creencias, nuestros valores, nuestro autoconcepto ( opinión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea), nuestra responsabilidad, nuestros objetivos, nuestras emociones y en cómo todo esto repercute en nuestro comportamiento y, por tanto, en nuestros resultados.
Siempre actuamos de acuerdo con lo que pensamos.
Nuestras creencias y valores dependen de nuestra educación en casa y en la escuela, de nuestro entorno cultural, de nuestras experiencias pasadas, de nuestros genes, de nuestra salud física, de nuestro lenguaje, etc. Nuestras creencias y valores son la base de nuestros pensamientos, que influyen en nuestros sentimientos y son la base de nuestras expectativas, las cuáles condicionan nuestras actitudes, la base de nuestro comportamiento y, por tanto, de nuestros resultados.
Nuestras creencias sobre si somos capaces o no de hacer un trabajo determinarán los resultados del mismo.
Si creemos que no somos capaces de resolver un problema, evitaremos enfrentarnos a él.
Según la psicología, nuestros valores, creencias, pensamientos y sentimientos configuran nuestro autoconcepto, la clave de nuestro éxito o fracaso. Éste a su vez está compuesto de 3 partes: autoimagen, cómo nos percibimos; autoideal, cómo nos gustaría ser; y autoestima, cuánto nos valoramos.
Para aumentar nuestra autoestima deberemos trabajar en dirección hacia nuestro autoideal.
Si aumentamos nuestra autoestima aumentaremos también nuestras expectativas positivas respecto a nosotros mismos y la labor que desempeñamos, lo cual mejorará nuestra actividad y nuestras posibilidades de éxito: todo nuestro comportamiento irá dirigido a conseguir nuestros objetivos. Nuestra autoestima es la base de nuestra autoconfianza y nuestra automotivación frente a cualquier problema.
Los pensamientos negativos sobre nosotros mismos y sobre todo lo demás se contagian, por lo que no debemos ni tenerlos ni comunicarlos en caso de que aparezacan.
Cuanto más seguro estés de ti, mejores resultados tendrás.
Por otro lado, para cambiar y mejorar profesional y personalmente deberás definir con claridad tu ideal: cómo te gustaría ser. Aprende a fijar y alcanzar objetivos.
Y no lo olvides, «Siempre Positivo, Nunca Negativo».